El mercado de alquiler en España se prepara para un nuevo auge de inversión, a pesar de las dificultades que enfrenta desde la entrada en vigor de la Ley de Vivienda. Este momento es particularmente atractivo para quienes buscan un retorno seguro en el sector inmobiliario. La alta demanda de alquiler se ve impulsada por el encarecimiento de la compra de viviendas, que deja a más personas como arrendatarios al no poder acceder a la compra.
En este contexto, surge un modelo de inversión innovador: el “triple alquiler”. Esta estrategia se aleja del enfoque tradicional de vender una vivienda habitual para adquirir una nueva, evitando los elevados costos de compraventa y carga fiscal. Jesús Martí, director de grandes cuentas de Alquiler Seguro, explica que el “triple alquiler” consiste en tres pasos: primero, el propietario alquila una vivienda que se ajuste a sus necesidades actuales; segundo, pone en alquiler su vivienda habitual; y tercero, usa el dinero ahorrado para comprar una propiedad como inversión en otra ubicación, destinada también al alquiler.
Este modelo permite obtener rentabilidad sin descapitalizarse, lo cual ha llevado a Alquiler Seguro a crear una línea de negocio específica, llamada Invermax, para ayudar a los clientes a aprovechar esta oportunidad de inversión en el sector del alquiler.
El sector inmobiliario considera que es un buen momento para comprar vivienda en España, en gran parte debido a la reducción de los tipos de interés impulsada por el Banco Central Europeo. Según María Matos, de Fotocasa, el interés de los compradores ha crecido significativamente, con un aumento del 7% al 13% en el último año. Este sector es atractivo por su resiliencia y las altas rentabilidades, que en promedio nacional rondan el 6.4%, superando otras inversiones como los bonos del Estado.
Además, están surgiendo nuevas fórmulas de inversión, como la compra compartida de inmuebles. Sergio Cardona, del Observatorio del Alquiler, señala que ahora los inversores buscan compartir la inversión para acceder a inmuebles de mayor valor sin gestionar directamente el alquiler, beneficiándose tanto del alquiler como de una futura venta del inmueble a largo plazo. Esta tendencia responde al interés por obtener rendimientos sin asumir toda la responsabilidad de la administración del activo.